ESTACION DORADA
Anuncia el paso entre ventiscas templadas
la estación que unta el corazón de mieles.
Una boa serpenteante se hace paso
trayendo al llano dulces cascabeles.
De a poquito los álamos se tornan
esculturas de bronce engalanados
por el brillo generoso de ese astro
que decide envolver sin abrasarnos.
Bienvenido el amor que me transporta
volando en cada hoja hasta mi suelo,
dando tregua a la prisa del verano
que surcó, corriendo, nuestro cielo.
Es poema cada paso por las sendas
que nos llevan al encuentro de un sueño,
con crujidos bajo el pie nos acompaña
transportando a otro mundo el sentimiento.
Otoño! Mi tierra!
Páramo bendito que alberga la siembra.
Vuelve a mí y deja que me nutra
del perfume a violetas que van naciendo.
En tu paz amarilla y tu tibieza
no hay quien dude que lo mágico es resuelto,
con al espalda en los brazos de algún sauce
como actúan los duendes en tu cuento.