SOPLOS 1 - 2010 | Page 26

MI DULCE PRINCESA MI ABUELO ELEGIDO Su varita le da a las hadas toda la magia y belleza para que velen los sueños de aquellos que tiene cerca. Con solo abrir sus ojitos de almendra y de hierbabuena los rayos del sol acunan, las penas y las tristezas. Es que hubo un Dios aparte que construyó su alma buena? O es que hay duendes rondando que le ayudan en las proezas? No me expliques, no preguntes de su temple la entereza; nadie sabe si es humana o un ángel aquí en la tierra. Si sientes música en las manos cuando recibes sorpresas, o te huele el aire a chocolate, es sólo que ella está cerca. Es que hubo un Dios aparte que construyó su alma buena? O es que hay duendes rondando que le ayudan en las proezas? Ni lo pienses, no te turbes… y disfruta su presencia. Tiene alma de virgen santa y se llama Macarena. Cuando era niña como otros niños, tuve yo a tres abuelos. Dos me los dio el destino, de la familia vinieron. Otro me lo dio Dios, la Vida, y aún lo tengo. A su paso largo conocí muchos lugares de ensueño. De su voz oí historias de guerras y de muñecos. De sus manos tuve las fuerzas de cariños y desvelos. No hubo duda ni desgano, solo amor y fuerte apego. queriendo que sea grande, muy grande, pero por dentro. Se erguían las mañanas saludando su sombrero; se endulzaban las mesas con su rostro siempre tierno. Que el ahorro, que el trabajo, de Señores el respeto; que las damas, los cuidados, y por qué los caballeros… Sus saberes infinitos brotaban, y sin saberlo, tuve a un sabio en mi casa acuñando mi crecimiento. Mi poca madurez no quiso que le saque más provecho, pero hizo huella en mi vida su ser de algodón y hierro. Un día se fue sin prisa, volando a surcar el cielo. Cuando lo vea le digo: Don Julio ¡Cuánto te quiero!