que se lo pasaban bien, y seguían haciéndose la misma pregunta,
“¿dónde está ella?”.
La puerta se abría, dejando entrar la fría noche en la casa, y con
ella entraban las estrellas blancas y el cielo negro, ligeramente
teñido de rojo, entraba una pequeña noche, una versión menuda y
adorable de lo que realmente era la noche, la cual vestida de luces
de la calle y oliendo al mar entraba sonriente y decidida en su casa,
en su fiesta.
Sim casi pega un salto al verla, Rápido como un huracán empezó a
tocarse el pelo, luego, metódico, como es habitual, se arrancó los
auriculares de las orejas (los cuales nadie sabía desde cuándo
llevaba puestos). Entonces empezó a mirar en todas las direcciones
en búsqueda de Will, al cual descubrió medio adormilado, sentado
en un robusto taburete de madera a su lado. Sim, movido por los
nervios y las ganas de verla, le dio una patada al taburete de Will,
haciendo que este no solo se despertase, sino que además soltase
un gritito, que era tan ridículo como estornudarle a una chica
mientras la besas.
Ella entró poco a poco, iluminando plácidamente la estancia,
saludando con elegancia y entusiasmo a los invitados, mientras
compartía comentarios con un chico alto, el cual no sonaba a Will y
a Sim. “¿Quién era?” se preguntaban, “¿Qué hace con ella”?
mascullaban.
-Will…-dijo Sim- ¿y si es…?
-No.-respondió Will- No me jodas, Sim.
-¡Es su novio!- dijo sonriente Eph, mientras se reía a carcajadas¡Que pringaos que sois!
- ¿Sim, qué hacemos ahora?- preguntó Will.
- ¿Uno más compite por ella?-dijo Sim- Entonces realmente merece
la pena.
-Pero…-dudó Will- ¿acaso eso no es amoral? ¿Acaso no debemos
esperar sentados como caballeros?