Viernes, 26 de Diciembre del 2014
Querido Diario,
Hoy ha sido un día horrible, un día de esos que jamás quisieras recordar. Nos han llamado del hospital. Es mi
abuelo, nos han informado de que la enfermedad que padece es muy grave, y no creen que viva durante muchas
más horas, así que hemos ido a despedirnos. Todos sus hijos y nietos.
Durante el trayecto al hospital, me he submergido en mi mundo. Con la música a todo volumen, he intentado
recordar todos los momentos que he vivido con mi abuelo y, tristemente, me he dado cuenta de que no son
muchos. Ahora veo la verdad del dicho "no valoras nada hasta que lo pierdes".
En la hora y media que hemos estado en la blanca habitación, papá me ha lanzado, numerosas veces, su mirada
de orgullo. Supongo que ha visto cómo he intentado permanecer fuerte y no llorar, mientras que mamá y mi
hermana llenaban el silencio del cuarto con sus sollozos.
En fin, será mejor que vaya a dormir. Presiento que mañana será aún peor que hoy y necesito estar preparada.
Hasta mañana.
Sábado, 27 de Diciembre del 2015
Me siento muy angustiada, he intentado hacerme el desayuno, pero ni tan siquiera tengo apetito.
No he dejado de pensar en el día de ayer, las imágenes me vienen a la cabeza torturándome. Me gustaría haber
pasado más tiempo contigo, ¡oh abuelo! cómo te voy a echar de menos.
De repente, el teléfono suena, despertándome de mis profundos y duros pensamientos. Oigo a mi papá hablar
con alguien con un tono muy alentador. Creo que es mamá, anoche se quedó en el hospita