Nuestra arma de doble filo____________________
La verdad es una de las grandes incógnitas en la actualidad, o más bien, su uso. ¿Para
qué se utiliza? ¿Con qué finalidad alguien dice la verdad? ¿Es buena?
Todos conocemos la buena faceta de la verdad. Esa que pone en práctica la verdad
para hacer el bien, esa que utiliza la verdad como un medio de sabiduría y antepone el
decir la verdad, por muy dolorosa que sea, a decir una mentira o recurrir a una verdad
maquillada. Sin embargo, esta verdad perfecta no es tan perfecta, pues también tiene
un lado oscuro, como el de esos personajes de series o películas que poco a poco
evolucionan a antagonista en cuanto su lado oscuro se hace visible y sucumben a él.
Pero, pensará la gente, esto es la vida real. Nosotros no somos ese antagonista con
lado oscuro al que se sucumbe. Con todo, ¿qué fácil o difícil es sucumbir al lado oscuro
de la verdad?
El lado oscuro de la verdad es aquel lado sincero, pero a la vez cruel, de esta. Por
ejemplo, ¿no le duele a un niño cuando se entera de que esos Reyes Magos, en los que
él creía profundamente, no existen y son en realidad sus padres? O ¿no le duele, u
ofende a alguien, cuando otra persona desmonta sus argumentos? Ambas situaciones
duelen, y duelen porque la verdad ha sacado a la luz su lado cruel, ese lado oscuro que
tiene. ¿Sigue siendo buena la verdad en el momento en que duele?
La verdad no es más que un arma de doble filo. Un filo bueno, perfecto, pensado para
aportar luz de manera sabe e iluminar nuestra vida, pero también un filo cruel, a la vez
sincero, pero pensado para aportar luz y cegar con una verdad lista para hacer daño. Y
depende de nosotros emplear un filo u otro.
Nerea Sánchez Bueno
2º de Bachillerato B
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