Skapa't | Page 58

Hijo del conticinio_____________________________ Imagínate el no existir mientras estás existiendo. Poder ver, tocar y andar, pero sin dejar huella. Un cuerpo que solía ser homogéneo, disperso entre un entorno deshumano y atroz. Estar en puro movimiento, en todos los sitios y a la vez en ninguno. Algo que parecía tan increíble, poderoso, y que ahora se presenta como una maldición, algo permanente e imbatible. Un ser invisible que ya no se ve ni a sí mismo. Ahora ando con lo poco que tengo entre un alto bosque de coníferas de metal y piedra. Con mi alma rota y mi cuerpo desvelado, avanzo náufrago entre una frenética y feroz realidad que consume y somete a todo aquel que tiene identidad. Aún puedo recordar esa etapa en la que me rodeaban los ideales del que no conoce y obedece a aquellos que acompasan la respiración de los demás. Fueron las mismas bestias que alimentaba las que destrozaron todo aquello que apreciaba y que, asimismo, me definían como vasallo del sistema. En ese camino sigues existiendo, navegando sin viento en un barco de vela, sin luchar y cediendo a la corriente. De todos modos, ninguna senda, pese a las enormes ganas de vivir de aquel que la recorre, podrá mostrar lo que realmente significa la felicidad. Permanezco andando, con expresión blasfema y observando todas las miradas perdidas de la gente, dirigidas al cielo, al vislumbrar mi presencia hostil. Queda demostrado que ya no soy nadie, que ya no tengo ni voz ni palabra y que la sociedad agradece la comodidad de mi silencio. Creo que tampoco siento. Me he convertido en una clase de autómata, de metálico corazón, enjaulado entre aluminio, que acostumbrado a no tener nada, simplemente anda. Aun así, hay veces en que me invade una avidez inusitada de ser libre y de poder romper ese peso que sepulta mi felicidad para dejar de augurar un futuro en las frías calles, solo, durante el conticinio de la ciudad. De momento esto es lo que mantiene mi calor y mis fuerzas para seguir caminando. Tal vez aún haya esperanza.