La leyenda de Gloria___________________________
Todos creen que el temporal ocurrido hace nada, conocido como Gloria, ha sido un fenómeno
de origen meteorológico en su totalidad. Claro, eso es lo que creen, la sociedad tiende a
creerse todo aquello que salga por la televisión; pero yo, que sé mucho más que ellos,
conozco una historia, una leyenda, que explica su verdadero origen. Muchos que dicen que
soy un loco, un pobre chalado, que mis días ya han pasado, pero eso es por envidia, envidian
mi sabiduría. Yo no sé si alguien leerá esto que voy a escribir, la leyenda que explica el origen
del temporal, pero por si acaso dejo constancia de ello, por si alguien me quiere tomar por
cuerdo…
Cuentan que hace tiempo ya, en reinos no muy lejanos al nuestro, existió una princesa
llamada Gloria María de los Henares, de la dinastía de los Nabartía si no recuerdo mal. Parece
ser que esta princesa, desde temprana edad, mostró unos poderes fantásticos que, siendo
realistas, en aquella época podían provocarle un trágico final. Su reino, por suerte o por
desgracia, no era demasiado grande y estaba escondido en el valle de una montaña, entre la
profunda arboleda de los bosques. Los padres de la princesa, para asegurarse de que los
poderes de su hija no fueran descubiertos y que esta no fuera encontrada y acusada de
brujería por la Santa Inquisición, mandaron construir un torreón en lo más profundo del Gran
Bosque de Nabartina, que así se llamaba el reino. Los reyes, que bien buenos eran, no
quisieron que su hija creciera en soledad así que la abuela de la niña, la reina emérita, se fue
con ella al torreón a vivir. Para evitar cualquier tipo de problema, la familia real fingió la muerte
de la abuela y de la niña, asegurándose así de que jamás serían buscadas.
La niña creció en compañía de su adorada abuela, feliz y llena de calor por aquella mujer
mayor que tantas cosas le enseñaba, y de la naturaleza, donde pasaba horas contemplando
las maravillas que en esta se producen. En aquellas largas horas de soledad en los bosques,
la niña descubrió que sus poderes, los cuales podía controlar, tenían que ver con el dominio
de los cuatro elementos de la madre naturaleza: agua, fuego, tierra y aire. La abuela, que
sabía perfectamente que sus días no estaban demasiado lejos del fin, quiso transmitirle todos
sus valores a su pequeña nieta, entre los que predominaron dos, el amor y la libertad. La
abuela hizo prometer a Gloria que el día en que ella faltase, su pequeña correría lejos en
busca de ellos. Los años fueron pasando, la pequeña Gloria fue creciendo y su querida abuela
envejeciendo. Un día, siendo la princesa ya una joven mujer, la reina emérita enfermó