Diario de un emigrante_________________________
Al fin parecía que la guerra había acabado. Por fin la paz asomaba entre los caóticos
sucesos de los últimos años, y a la humanidad le esperaba una época de tranquilidad
y, en un futuro, avance. Pero para eso aún quedaba un tiempo, pues aún había que
seguir adelante y sobrevivir en estas condiciones sería una gran hazaña. El agua
escaseaba,y comer todos los días sería un lujo. Pero aquí en Varzuga, mejor dicho,
en las ruinas de Varzuga, era imposible tener una mínima nutrición saludable. Y claro
que me gustaría salir de aquí, explorar los alrededores y socializar con otras personas,
pues sabía que no era el único que vivía aquí (a veces veía aviones pasar por el lejano
cielo), pero el tener que cuidar de mi abuela, que con su avanzada edad y nuestras
condiciones de vida no se valía por sí misma, me ataba a mi pueblo.
-Viktor, ¿has conseguido algo? -dijo la abuela
Su voz inestable recorría todo mi cuerpo, y siempre que me hablaba me sentía peor.
-No… solo un par de hongos, pero ni siquiera sé si son comestibles. -Respondí
amargamente.
-Bue… bueno. No pasa na...da…-comentó la abuela, intentando ocultar la situación
que corría.
-Abuela, debes descansar. Buscaré un rato más. - Aclaré yo.
El nombre de mi abuela era Ágata. Su cabello era castaño, pero con el tiempo este
se fue tornando grisáceo. En su juventud se dedicó a tejer los uniformes del ejército
de la zona, donde conoció a mi abuelo, un soldado que posteriormente se convertiría
en mi abuelo, ya que tuvieron un hijo, es decir, mi padre. Pero desgraciadamente los
dos murieron en combate, y mi abuela, sola, pasó el resto de sus días lamentando la
pérdida de sus más queridos en la fábrica, hasta que recibió la noticia de que antes
de morir, su hijo tuvo descendencia, así que decidió pasar lo que le quedaba de vida
cuidando de mi.
Salir del pueblo era peligroso. Los terrenos cercanos a este estaban plagados de