- No, ¿por qué lo dices?
- No nada, es igual. Déjalo pasar.
Al ir avanzando, nos encontramos una carta en el suelo.
Estaba muy echa polvo, como si hubiera estado durante mucho tiempo allí.
- ¿Leo la carta? -dije yo-.
- Vale como quieras. -respondió-.
La carta decía: Si algún día encontráis esto es muy probable que hayamos muerto o
nos hayamos vuelto locos. Si habéis encontrado esta carta es muy buena señal
porque eso significa que estáis cerca…
- ¿Cerca de qué? ¿No pone nada más? -preguntó-.
- No, se ha quedado así, porque la otra parte está quemada. -dije yo-.
- Joo, me he quedado con la intriga. ¿Qué crees que les habrá pasado?
-dijo Rosa-.
- ¿Te acuerdas de la historia que nos han contado? Tengo el presentimiento de que
siguen vivos. -dije yo-.
Miramos el reloj y ya había pasado una hora.
- ¿No crees que nos estarán buscando? Hace tiempo que no hemos vuelto, estarán
muy preocupados. -dije yo-.
- ¿No quieres saber qué ha pasado con ese grupo de amigos? Pues deja de pensar
en ellos y avancemos. -dijo Rosa-.
Seguimos andando y el camino se divide en dos.
- Qué escogemos, ¿derecha o izquierda?
- Vamos a la izquierda, a ver qué pasa. -dije yo-.