- ¡Qué buena idea! ¿Me puedo esconder? -dije yo-.
- ¡Yo también quiero esconderme! -dijo Rosa-.
- Pues ya lo tenemos solucionado, solo falta que os escondáis. -dijo Alex-.
Rosa y yo nos vamos detrás de unos árboles.
- ¡Laia y Juan venir! ¡Es una urgencia! -dijeron Alex, Arnau y Zaida-.
- ¿Qué pasa? ¿Todo bien? -dijeron ellos dos a la vez.
- ¡Bien no! Rosa y Anaís han desaparecido, llevan como diez minutos sin aparecer.
Rosa y yo como nos aburríamos porque no avisaban decidimos sentarnos, pero al
agacharme vi una especie de puerta diminuta en el tronco del árbol. Avisé a Rosa y
la intentamos abrir. Como no dijeron nada los demás, entramos a explorar.
Era un sitio muy extraño, con muy poca iluminación y con unas escaleras en forma
de caracol. Como nos mataba la intriga bajamos a ver qué había. Bajamos y nos
fuimos adentrando hacia el pasillo.
A medida que nos íbamos adentrando, hacía mucho frío y teníamos la sensación de
que nos estaban vigilando, de que no estábamos solas en ese momento.
- Oye, ¿has escuchado ese ruido? -dijo Rosa-.