e
Racó literari Mi mejor verano
- Tía, estás rojísima, cálmate que solo están hablando.- ¿ Tanto se me nota?
No me contesta pero mientras se acomoda en su asiento me mira y asiente. Después de un rato de remenear el plato sin ganas de comer, digo en voz alta:
- Carla, no me encuentro demasiado bien, ¿ me acompañas a la habitación?-- Sí, claro.-- Mejor la acompaño yo que ya he acabado de comer.- Dice Nacho.
Carla me mira de reojo y con solo su pícara sonrisa le leo la mente.
Nacho y yo salimos en silencio del comedor. Por un parte, me alegro de que sea él el que me acompañe, pero sigo molesta por las risitas que compartía con Arola.
Caminamos en silencio unos cuantos minutos y entonces mira a su alrededor, seguidamente a mí, como si quisiera decirme algo pero no supiera cómo. Entonces se para en medio del camino.
- ¿ Te puedo contar una cosa?- me dice.- Sí, claro.- Pero prométeme que pase lo que pase seguiremos siendo amigos.
Yo asiento con un poco de desconfianza, a cada rato se va secando el sudor de las manos, como hago yo cuando estoy nerviosa.
- Pues mira, que me gustas.
Me he quedado en blanco, ahora sí que no sé qué hacer. Quiero decirle algo para que se tranquilice y el momento no sea tan incómodo pero no sé qué hacer. El a mi también me gusta, ¿ pero qué hago?, también me gusta Aaron. A sí que me acerco más a él i le abrazo y con susurro casi imperceptible le digo:
- Tú también me gustas. Entonces me acerca más a él y me abraza con más fuerza.