Racó literari
Mi mejor verano
CAPÍTULO 4
Estoy nadando en medio del lago, hace un día precioso. La temperatura del agua es
reconfortante, ya que fuera hace un calor bochornoso. Sumerjo la cabeza y al
sacarla veo que algo no va bien, el cielo está nublado, hace mucho más frio y
empieza a llover. Siento un hormigueo en la pierna derecha que al cabo de un
instante pasa a ser dolor. Empieza a llover más y no sé cuánto tiempo podré
aguantar a flote. A lo lejos veo que hay dos pádel surfs acercándose, no paro de
gritar que necesito ayuda. Pero en vez de venir a ayudarme se para a unos pocos
metros de mí y empiezan a discutir. Tengo la mitad de la cabeza sumergida en el
agua pero no hace falta verles las caras para saber que son Nacho y Aaron. Ya no
aguanto más mi peso y caigo como el plomo hasta fondo del lago. Pienso que ya
está todo perdido pero en ese momento unos brazos me rodean la cintura y me
consigue sacar a flote. Me coloca sobre su tabla y aunque veo muy borroso por la
falta de oxígeno, esa sonrisa se distingue a quilómetros a distancia. James.
Noa y Carla están sentadas en el borde de la cama.
- Tranquila, solo ha sido una pesadilla. - Me dice Noa con un hilo de voz.
- Pues para ser una pesadilla lo he pasado fatal. -Le respondo
Aprovechamos que estamos despiertas para ir cambiándonos y salir con tiempo
para desayunar. María también se ha despertado y decide venir con nosotras.
Vamos despacio cada una pensando en sus cosas, todas tenemos mucho sueño.
-
¿No os pareció que Max era muy majo? - Nos comenta María con un brillo
peculiar en los ojos.
- Pues a mí el que me cayó mejor fue Bruno. -Le responde Noa.
- ¿Y a vosotras cual os cayó mejor? - Pregunta Noa a Carla y a mí, moviendo
las cejas repetidamente.
Carla responde que todos por igual y yo pongo los ojos en blanco. Antes de poder
contestar aparece James rodeándome con un brazo los hombros.