Racó literari
CALLEJÓN SIN SALIDA
Me río.
-Claro que podemos. ¿Te suena el nombre de Iván López?
Clara no responde.
-Ya respondo yo por ti-le digo. -Y tanto que lo conoces. Es tu marido.
La sospechosa me mira, culpándose de lo que pasó aquella noche.
-Cuando fuimos a arrestarlo por sospechoso de asesinato (el que tú
cometiste, por cierto), tuve la oportunidad de observar el interior de
vuestra casa. Me encontré con varias fotografías enmarcadas y colgadas
en la pared de una chica rubia. Vestía de gala y, extraordinariamente,
llevaba los labios pintados de rojo cereza-le explico.
-¿Dónde han encontrado el pintalabios?-pregunta.
-Hice un amigo el otro día. Gastón, se llama. Es vagabundo, seguro que lo
conoces. Él encontró tu pintalabios una vez que ya habías cometido el
crimen. Seguramente se te caería del bolso.
-Vale, es mío. Pero eso no demuestra que la haya matado yo, ¿verdad? pregunta de nuevo, esta vez con un tono suplicante.
-El asesino, antes de irse, por un descuido pisó el charco de sangre, con
lo que pudimos determinar la talla del pie. Un cuarenta. ¿Apostamos algo
a que, si lo comparamos con tu número, coincide? -dice mi compañera,
vacilante.