Racó literari
CALLEJÓN SIN SALIDA
La inspectora le tiende delante de sus ojos la fotografía del cadáver de
Alicia. Está utilizando su método. Quiere comprobar cada una de sus
reacciones.
Clara se pone a llorar. Sus lágrimas son sinceras; echa de menos a su
amiga.
-¿Qué pasó aquella noche, Clara?
-Yo no la maté, lo juro-responde con las manos temblorosas.
-Cuéntanos-le digo, invitándola a colaborar.
-Yo la esperaba en el bar. Vinimos cada una por separado, porque yo
volvía desde otro punto de la ciudad. Habíamos quedado a las doce en
punto, pero pasaban los minutos y no llegaba. Pedí un par de copas, una
para ella y una para mí, pero acabé bebiéndome las dos. Al fin, sobre las
doce y veinticinco, apareció por la puerta. Le pedí explicaciones; le dije
que a la mañana siguiente tenía que ir a trabajar y no podía
entretenerme. Ella me respondió que su retraso había sido causado por
un hombre que había intentado atracarla-inspira y expira. -“Muerto de
hambre”, así es como nombró al ladrón. Lógicamente no la creí. Alicia
siempre se andaba con excusas, por lo tanto, pensé que, de nuevo,
quería hacerme creer que ella no ha