Racó literari
CALLEJÓN SIN SALIDA
en el acto. He determinado la hora de la muerte exacta, que se reduce a
cinco minutos. Fue entre las dos y media y las dos y treinta y cinco de la
madrugada. Ah, y por la forma de la herida y los restos sintéticos que
dejó, he podido averiguar que la asesinaron con una piedra.
-¿Qué estaría haciendo una mujer a altas horas de la madrugada en un
callejón?-me pregunto a mí mismo en voz alta.
-Puede que tenga la respuesta-dice la forense. -He descubierto que, poco
antes del crimen, había bebido. En esa zona hay muchos locales y bares
nocturnos, es posible que hubiese ido a tomarse algunas copas.
-Entonces, supongo que no iría sola-deduce Sara. -Tuvo que estar con
alguien antes de que la mataran, y cabe la posibilidad de que su
acompañante sea el asesino.
Me río. Nunca me ha gustado hacer algo tanto como me gusta resolver
crímenes. Pero siempre lo he hecho a mi modo.
-¿De qué te ríes?-me pregunta mi compañera, la que levanta una ceja
cada vez que se enfada.
-¿Su acompañante el asesino?-pregunto, sin esperar respuesta alguna.-Es
demasiado obvio. En las verdaderas películas de misterio hay que
cuestionarse las cosas mirándolas desde otro punto de vista. ¿Habéis
comprobado si Alicia tenía algún contacto con la mafia rusa?