Racó literari
CALLEJÓN SIN SALIDA
persona. Pero no quiso decirme nada. Todo lo contrario, me remarcó un
par de veces que no la esperase despierta.
-¿A qué se dedicaba?-pregunta Sara.
-No trabajaba. Con mi sueldo podíamos llegar a fin de mes, así que ella
misma decidió abandonar su trabajo para ocuparse de las tareas del
hogar.
-¿Cuánto hace de eso?
-Unos… diez o quince años-afirma.
-¿Últimamente notasteis que se comportaba de un modo extraño?pregunto, para finalizar el interrogatorio.
-No…-responde el marido. De golpe, le cambia la expresión de la cara y se
tapa la boca con una mano. -Esperad. Hacía unos meses que, un par o
tres días a la semana, se iba por la tarde y no volvía hasta pasadas las
once. Me decía que eran negocios, que no pasaba nada, que estuviese
tranquilo. Pero nunca llegó a contarme de qué se trataba.
-Bien, gracias por venir y le acompaño en el sentimiento. Le llamaremos
si descubrimos algo-dice Sara, mientras se levantan los dos de los sillones
de la sala de espera.