Racó literari
CALLEJÓN SIN SALIDA
-Ocho de mayo del dos mil catorce…-me digo a mí mismo en voz baja. ¡Sara! ¡Ocho de mayo del dos mil catorce!
“¿Qué significa ocho de mayo del dos mil catorce?” pienso.
-¿Qué significa ocho de mayo del dos mil catorce?-pregunta ella.
-Da igual. Más vale que vayamos a devolverle el collar a Hugo, antes de
que se haga la hora de ir a casa-respondo, desilusionado.
La calle es muy silenciosa. La hierba está bien cuidada, y en la acera no
hay ni una sola colilla de cigarrillo. Supongo que son las ventajas de vivir
en un barrio rico como La Bonanova.
La casa es enorme. Como mínimo tiene tres pisos, y la rodea un jardín de
varias hectáreas. Alguien nos ha visto llegar, porque antes de llamar al
timbre la puerta se abre. Es el viudo.
-Buenas tardes-saluda.
-Hola, hemos venido a darte algo-le digo, impaciente por ver la cara que
pone cuando le muestre la cadena.
-¿El qué?
Le extiendo el collar en la mano y sonríe. Esta vez sí que es una sonrisa
sincera. Se lo noto.