Racó literari
Cartas a ningún lugar
nunca más. Sigues siendo la piedra con la que tropezaría millones de veces, el
silencio donde me ahogaría a gritos y la única razón de besar mis pulgares
cada vez que las horas y los minutos coinciden. El único consuelo que me
limito a escuchar es que vendrán días mejores, pero si te soy sincera, solo
quiero que vengan días contigo. Sigo arrancando los pétalos de mis flores
preferidas deseando que algún día me digan que mi felicidad no va a depender
de ti. Sigo sentándome en silencio a contemplar cada atardecer, pero desde
que te fuiste no me han vuelto a decir lo mismo.
Aida Cerdera