Racó literari
Cartas a ningún lugar
Sé que nunca llegarás a leer estas letras, y aún menos a saber que las escribo
únicamente para ti. Ni te imaginas lo que significas para mí.
Debo decirte que me enamoré de ti. No sé cómo sucedió ni siquiera cuándo,
pero de golpe te habías apoderado de hasta el más mínimo recodo de todo mi
ser. Tú y tus manías, tú y tu estúpida sonrisa. No creía en nada que pudiera
hacerme más feliz que los paseos a tu lado y las interminables charlas bajo las
estrellas aquellas noches de verano. No había mejor lugar que tus brazos para
refugiarme ni mejor almohada que tu hombro después de un día complicado.
Nunca encontraré las palabras adecuadas para explicar lo que algún día llegué
a sentir por ti.
Pero como toda historia de amor, no pudimos darnos la oportunidad de ser
felices. Dicen que solo se coincide una vez en la vida y yo no creo en el
destino, pero quizá sí en las personas que desean reencontrarse una última
vez. Al fin y al cabo, nuestro amor se esfumó y contigo se fueron todos y cada
uno de mis recuerdos, todos y cada uno de mis pedazos. Dejaste la puerta
entreabierta y tuve que reunir todo mi coraje para cerrarla. Nunca sabré qué
hizo que me enamorara tanto de ti, quizás la capacidad que tenías para
hacerme olvidar todo lo que me atormentaba y centrarme en lo único que me
hacía sentir la chica más afortunada del planeta. O quizás que me elegiste a mí
a pesar de mi caos, de todos y cada uno de mis defectos. Y aún recuerdo
cuando me decías que el verdadero amor es como una canción, si te embauca,
la vas a recordar el resto de tus días. Y quiero decirte que sigo escuchándote y
que jamás olvidaré esta bonita letra, pero no hay peor canción que este silencio
tras tu partida. Gracias por hacer que adorara cada una de mis cicatrices y por
quererlas tú también.
Enloquezco cada vez que recuerdo el chirrido de aquella puerta que no deja de
perseguirme. Hace ya demasiados inviernos que no me acompañas,
demasiadas estrellas fugaces en las que no estás. De vez en cuando recuerdo
aquella creencia tuya tan ilusa que decía que los polos opuestos tan solo
debían unirse, parecía tan sencillo… Y ahora que te he perdido a ti, he perdido
mi sur y no soy capaz de tolerar la sensación de no volver a escuchar tu risa