Racó literari
HISTORIA DE UNA ASESINA
- ¿Mamá? -dijo Julia. -¿Qué pasa?
-Es Anaïs-tartamudeó. -No está en su habitación. Ha desaparecido.
Cuando minutos antes habían abierto la puerta de la habitación de la
hija menor y se percataron de que no estaba, Olivia y Ángel se
precipitaron en el interior del cuarto para buscar a su hija. Anaïs no
estaba allí; y su cama tampoco. Pensaron en la posibilidad de que se
hubiese escapado por la puertecita verde o por la ventana. Pero era
imposible; ambas estaban cerradas.
- ¿Entonces se supone que se ha escapado? -preguntó de malas
maneras la madre del difunto Luis. -¡Se tiene que hacer justicia!
-Eso no es lo que importa ahora mismo. Anaïs no puede haber salido
sola de su habitación, es matemáticamente imposible. Así que, debo
decir, que uno de vosotros la ha ayudado a escapar -explicó Olivia.
- ¿Uno de nosotros? -musitó alguno de los presentes.
- ¿Dónde está mi hija? ¡Necesito encontrarla y saber que está a salvo! prosiguió la madre de la asesina. -Alguno de vosotros la ha secuestrado
para torturarla, ¡cómo se me ocurre meteros en mi casa!
-El misterio es muy sencillo. Hay que averiguar cómo desaparece una
niña de una habitación cerrada y, con ella, la cama donde duerme cada
noche. Aunque el misterio no es la habitación cerrada, esa es la parte
simple; alguien la abrió para dejarla salir y luego volvió a cerrar la
habitación con llave -explicó el policía.
- ¡Pero lo habríamos visto! -chilló Olivia.