Skapa't Novembre | Page 7

LA NOVEL·LA

Racó Literari

- Kilian, tú te encargarás de hacerte su amigo. Todos los jueves por la noche va al casino a jugar al black jack. Mesa cinco, a partir de las once y media. No lo olvides. Y tú, Scarlet, ya sabes. Pásate a partir de las doce y cuarto o y media, él te mandará un mensaje cuando esté listo. Por lo que he podido saber, no sale de allí hasta más de la una de la madrugada. Así que poneos manos a las obra. - concluyó Mike dando así por zanjada nuestra reunión.

Salimos fuera del local con total normalidad. Empezó a llover, así que me subí rápidamente a mi coche. Vi a Scarlet intentando localizar algún taxi, pero no encontraba ninguno a tales horas.

- ¡Eh, Scarlet! ¿Quieres que te lleve? - Le pregunté bajando la ventanilla del copiloto.

- Que tengamos que trabajar juntos no quiere decir que seamos amigos. -me reprochó apartándose el pelo húmedo de la cara – Además, preferiría subir al coche de cualquier desconocido antes que irme contigo.

- No pongas en mi boca cosas que yo no he dicho, a parte de que solo te lo he propuesto por educación. Por si no te has dado cuenta llueve y tu casa queda a casi la misma distancia que la mía y tenemos que hacer el mismo trayecto. Pero bueno, te dejo seguir esperando tu carruaje, princesa. - le dije con una amplia sonrisa mientras me disponía a arrancar el coche.

-¡No! ¡Espera! Si no me queda más remedio subiré.

Se montó en el coche. El trayecto transcurrió en silencio, bueno, acompañados por la voz del locutor de radio. Le acerqué a su casa y ella se despidió dándome las gracias mientras se alejaba saludando con la mano a medida que se alejaba.

Recordé la primera vez que la vi. Sus padres y los míos eran grandes amigos, así que de pequeños nos solíamos ver con frecuencia. Nuestros padres se conocían porque eran compañeros del trabajo, ambos estaban empleados en una fábrica de la ciudad.

Nunca fuimos de gente de dinero, hasta que no conseguí mi actual trabajo, cazafortunas.

Llegué a casa, me quité el traje y me senté en la barra de la cocina a leer los documentos con un refresco. Realmente, Mike esta vez se había lucido, me acababa de dar la información de un día para otro, con pocas horas de preparación.