manifiesta el amor de Dios con él y cómo lo siente en su pecho en el momento que este
amor se consuma. En rasgos generales, todo el poema es una metáfora que hace alusión al
encuentro con Dios mediante el amor físico. Y el poema en sí, es una apóstrofe reforzada
por las exclamaciones retóricas.
Encontramos diversas antítesis “tiernamente hieras”, “cautiverio suave” … y los
epítetos “mano blanda”; “dulce encuentro”, “profundas cavernas” … Más concretamente,
destacamos en el verso 12, una paradoja “matando muerte
en vida la has trocado” (contrapone la vida y la muerte). En el
verso 9, hay una alegoría “mano”, haciendo referencia al
padre que necesita (Dios). Además de lo ya citado,
encontramos un sinfín de metáforas:
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En el verso 1; “llama de amor viva”, hace referencia al
calor que el amor de Dios le ofrece.
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En el verso 6; “rompe la tela”, puede tener diferentes
significados como, por ejemplo, desvirgar, pero en este caso
remarca la idea del paso a la tercera vía (unitiva).
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En el verso 9; “toque delicado”, hacer referencia a lo
que Dios ofrece y a su inmenso poder.
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En el verso 13; “lámparas de fuego”, hace referencia al calor que Dios es capaz de
crear.
Para concluir, quiero destacar que nos encontramos sin duda alguna, con la
composición más pasional de toda su obra poética. En ello, se refleja la cumbre del
misticismo de la época y a la vez la cumbre de San Juan de la Cruz como poeta, gracias a su
gran experiencia y a su estado emocional. Según mi punto de vista, esta es la obra por
excelencia (que he tratado hasta el momento) de la literatura del Siglo de Oro.
José Carrasco Norte
1º de bachillerato B