Skapa't Nadal 2018 | Page 73

La lluvia de salsas________________ El verano pasado, mi familia y yo viajamos a la ciudad que nunca duerme, también conocida como la ciudad de los rascacielos. Apenas llegamos, nos quedamos pasmados y admirados de tanta belleza que reflejaba la gran ciudad. Uno de los primeros sitios que quisimos visitar era el gran y maravilloso Central Park, donde muchas veces grabaron la famosa serie Sex and the City. En aquel momento, deseamos alquilar unas bicicletas para que no se hiciera tan larga la estancia en el parque y así también podíamos ejercitar y tonificar el cuerpo. Mi hermana y yo fuimos las “ágiles” y por eso tomamos conciencia de avanzar unos metros, pero se nos fue de las manos ya que progresamos demasiado rápido. En unos pocos minutos, notamos que nuestros seres queridos ya no estaban con nosotros. A todo esto, entré en pánico, ya que era uno de los parques más grandes del mundo y la posibilidad de reencontrarme con mi familia era nula. Decidimos retroceder a toda pastilla y, de tantas ansias y desesperación, choqué con el hombre que vendía hot dogs: el ketchup, la mostaza e ingredientes similares desparramados por el suelo. Eso parecía una escena del FBI. Ya con el alma partida y con poca esperanza, vi cómo el hombre se lo tomó a bien, sonreí falsamente, me di la vuelta y jamás volví a mirar a aquel pobre individuo. De repente, mi madre apareció de la nada y corrió a abrazarme. Solo faltaba la música melodramática de fondo para que eso pareciera una película de drama. Aquel día aprendimos una gran lección: cada uno se hace responsable de sus actos y nadie se puede dejar llevar por sus impulsos, por lo que más bien hay que actuar reflexionando y analizando la situación antes de meter la pata. Lúa Moguel 3º de ESO B