Skapa't Nadal 2018 | Page 71

Una anécdota de mi padre_____ Yo era un niño muy curioso e inquieto que pasaba sus vacaciones con su hermano y sus primos. En aquel entonces los niños de mi familia teníamos nombres compuestos; yo era José Ramón, mi hermano Pedro Javier y mis primos Luis Miguel y Miguel Ángel. Éramos muchos más y formábamos una pandilla. Mi tía era la mujer de la limpieza de una casa en Castelldefels. Los propietarios se habían ido de viaje así que nosotros, a cambio de una mano de pintura, nos instalamos ahí. Por las tardes estábamos en la piscina, pero a medida que pasaba el verano, buscamos juegos nuevos: montar en monopatín, jugar a la pelota y cazar todo tipo de cosas. También intentábamos encontrar gamusinos, un animal huraño que solo sale por la noche, pero más tarde descubrimos que era no era verdad, no existían. En el huerto del vecino había un melocotonero, con el fruto grande y rechoncho. No teníamos que decir nada; el primero había saltado la valla, otro ya se había encaramado y los más pequeños, Pedro y yo, nos ayudábamos para pasar al otro lado. Mientras los demás trepaban al árbol, vi un bulto anaranjado en lo alto de una de las ramas, un jugoso melocotón. Subí hasta poder alcanzarlo y tiré de él. En ese momento noté un dolor agudo en la espalda. Mis primos, al oírme chillar, me miraron y entonces empezaron ellos también: “¡Avispas, ay!” Lo que yo había tocado no era una fruta sino un panal. Lo habíamos estado moviendo tanto que las abejas ya habían salido de ahí, y por esa razón no me picaron en las manos.