Otra anécdota__________________
En unas vacaciones de verano, mi familia y yo estábamos en Brujas. Hacía mucho calor.
Cogimos un tren para ir a Bruselas. Al salir de la estación, nos encontramos que el clima
era muy distinto. Estaba oscuro y nublado y no presagiaba nada bueno. Desorientados,
decidimos preguntar en qué dirección estaba nuestro hotel. Nos encontramos a una
pareja de Burgos, que graciosamente nos enviaron en sentido contrario.
Cuando nos dimos cuenta, llovía a cántaros y parecía que no iba a parar. Nos cobijamos
en una parada de bus y sacamos los chubasqueros de las maletas, pues íbamos de
verano con sandalias. Allí nos sacaron de nuestro error. La tormenta fue amainando,
pero estábamos más mojados que Bob Esponja. El bus no venía, al metro, pero ya no
funcionaba. Un transeúnte nos hizo decidir finalmente por un taxi. La pega era que
teníamos que llamar uno, ya que en Bruselas no los paras en la calle. Se ofreció a llamar
uno. Tras media hora de espera, decidimos con la ayuda de un plano que llevaba mi
padre, ir hasta el hotel andando.
Si no cruzamos Bruselas de cabo a rabo, poco le faltó. Había instalada una gran feria con
muchas atracciones y música, y nosotros con nuestras maletas a cuestas. Pasamos por
el distrito de los africanos, luego los hispanoamericanos, por último, el barrio árabe. Y
fue un árabe, el encargado de un garaje, quien nos dio la última indicación, por donde
cruzar el canal para llegar finalmente, a las tantísimas de la noche, a nuestro deseado
hotel.
Zoe Anglada
3º de ESO B