Sus amigos encontraron el cadáver al cabo de unos días y desde entonces, cada vez
que llega una Lucía a la ciudad, cunde el pánico.
Nunca nadie descubrió si de verdad Roberto estaba loco o si realmente hay una Lucía
llorando por los bosques en busca de víctimas a las que quitar la vida por culpa del
amor.
Maria Valenzuela Ruf
4º de ESO