Skapa't Març | Page 17

Pedacitos de algunas vidas

Mièrcoles, 29 de Enero 2014

Querido diario,

Esta mañana a las 7:00h de la mañana, al despertarme, la alarma no me ha sonado, me he levantado apresurada y saturada unos 15 minutos más tarde. El principio del día no ha sido bueno y me he dado cuenta que sería un día de estos que más vale quedarse en la cama. Me he despertado, me he vestido, peinado, arreglado y he bajado de mi casa camino al instituto con mis amigas. Al llegar, lo único que he pensado era en dormír y que acabaran las tres horas eternas en las que he seguido medio dormida, como un zombie. Este día no ha tenido nada de fascinante, pero tampoco nada terriblemente horrible que se merezca contar, ha sido un dia como cualquier otro, dejando de lado mi pensamiento de por la mañana al levantarme.

Al llegar a casa este mediodía, he tenido que bajar a mi hermano al colegio, como de costumbre, pero esta vez no me ha acompañado nadie, he tenido que ir yo sola. A la tarde he estado estudiando sociales y al acabar me he ido a la ducha, he cenado y ya me voy a dormir. Hasta mañana.

Aroa Perales

Miércoles 29 de Enero

Querido diario, hoy ha sido un día cuanto menos extraño.

Como ya sabes, ayer fui al gimnasio y me apunté a una clase de boxeo y, como ya sabrás, no soy una persona que acostumbra a repartir azotes. Como ya era de esperar, hoy me he despertado corriendo y he salido como una flecha para el colegio, como siempre.

Cuando el sueño ha empezado a abandonar mi cuerpo, a inicios de primera clase, he empezado a padecer de un dolor muy agudo y angustiante en mi brazo derecho. Lo tenía hecho polvo y cada dos por tres me entraban calambres.

Después de una mañana de sufrimiento causado por largas horas de escribir, he llegado a casa, donde mi hermano me ha ayudado a preparar la comida (se hace un poco el duro y el frío conmigo pero yo sé que en el fondo es un trozo de pan) y después de esto no he podido ir a tocar el clarinete.

Como el dolor no cesaba, mi madre y yo nos hemos ido al médico, donde hemos tenido que esperar unas largas horas, cargadas de sopor, que me han dejado casi dormido para cuando ha llegado el doctor.

Al final me ha dicho que lo único que tenía eran unas agujetas de cuidado y me ha recomendado reposo. Para cuando he llegado a casa, me he tirado encima del colchón y me he dormido, molido y cansado.

Bernat Mas