sentirse bien. Dicho y hecho, tras despedirse de ellos, el joven viaja en tren a los
suburbios de la ciudad, donde la atmósfera no es tan tradicionalista, sino mucho más
alternativa. Después de su llegada, el escenario que hasta el momento había sido su
casa, pasa a convertirse en una mediocre cafetería de las afueras londinenses. Se
produce un diálogo histriónico entre este y la camarera, pues el cliente pide tarta y
café, y esta trae los encargos a destiempo, motivo de irritación para el joven. Una
conversación con su compañera expone la actitud de esta camarera, quien es
interpretada por la misma actriz que hace de la hermana. Es una mujer provocadora y
picaresca, un tanto irresponsable en cuanto a su puesto de trabajo, mas agradable
para el público. Tras las constantes quejas de Eddy por la tardanza de su pedido, exige
hablar con el encargado del local. Este es representado por el mismo actor que hace de
padre. La conversación entre estos dos personajes es sin duda uno de los momentos
culminantes de la obra. El airado diálogo se va transformando en una especie de lucha
verbal, pues estos se intercambian insultos y expresiones hirientes a doquier,
simulando así una intensa pelea física. Este momento hace un guiño a la intención de
Sófocles en Edipo de convencer de que las palabras son el arma más ofensiva.
Finalmente, Eddy mata al encargado de la cafetería, quien resulta ser el marido de la
camarera que lo había atendido. Mientras esta se lamenta por la pérdida, Eddy trata
de consolarla y, de manera extraordinaria, los dos personajes descubren que se
necesitan mutuamente; la mujer, porque no puede vivir sin alguien a quien cuidar
ahora que su marido está muerto, y el joven, porque encuentra en ella algo que nunca
antes había encontrado en nadie. En un momento emotivo como ese, la camarera se
sincera y se desahoga con Eddy, llorando también la pérdida de un hijo que tuvo con el
recién difunto. Eddy consigue aliviarla, y después de una larga charla, los dos
personajes caen enamorados mágicamente.
Pasa el tiempo y nuestro protagonista se convierte en un gran magnate que pretende
revolucionar Londres y eliminar la corrupción del ámbito político, mas para hacerlo
necesita adivinar el enigma de la Esfinge. Indudablemente, cuenta con el apoyo de su
mujer, y con el gran coraje que tanto lo caracteriza. Este gran momento es otro de los
más importantes de la obra, y el cual hace un guiño a su obra ejemplar. La salida de la
Esfinge es, cuanto menos, triunfal y arrasadora gracias a la magnífica escenografía.