Skapa't Juny de 2019 | Page 32

a la cara, solo les importaba de dónde venía y la situación de irregularidad en la cual me encontraba. No entendía por qué hacían eso, en teoría la policía está para proteger a los ciudadanos, pero me quedó muy claro que yo no era una ciudadana. Al final conseguí un teléfono con el que contacté con una asociación contra la esclavitud sexual, pero allí solo encontré solidaridad. No conseguí ningún tipo de solución contra el gran problema que teníamos sobre la mesa, y seguí viendo nubes negras sobre el cielo azul. Nadie me conseguía ayudar, sentí ganas de rendirme y aceptar lo que estaba pasando, pero no pude. Una pequeña parte de mí me decía que siguiera adelante, que no me rindiera, que si yo lo hacía, otras también lo harían y así nunca se solucionaría nada, así que seguí luchando. Con el tiempo conseguí un trabajo y pude regularizar mi situación legal en el país. La gente me decía que no era muy bueno, pero cualquier cosa comparada con la que tenía anteriormente era lo mejor que me podía pasar; RESPETO era y es básico, y no sentir miradas reprobatorias o lascivas sobre mi piel, que me llamen por mi nombre, por mi verdadero yo, no “puta” o “zorra” y otros que no me apetece contar. Siempre que podía presentaba escritos, enviaba cartas a asociaciones, a ayuntamientos… sin obtener respuesta. Pero tenía que seguir luchando. Fui a todas las manifestaciones en las que se reivindicaba los derechos de la mujer, contra la esclavitud, el racismo… pero daba la sensación de que la gente chillaba muy alto ese día, y luego mantenía el silencio durante los otros trescientos sesenta cuatro días. Contacté con una cadena de televisión, la cual estuvo encantada de hacerme una entrevista, en la que expliqué todo lo que me había sucedido. La noticia corrió como la pólvora y llegó a medios de comunicación de todo el mundo. Es increíble cómo una historia cruel y morbosa atrae la atención del público. Durante un tiempo estuve en boca de la gente, luego, poco a poco, fui desapareciendo. La vida volvía a ser como era antes. ¿Cómo una noticia pasa de estar en los medios de comunicación y titulares, a desaparecer totalmente? Mi voz, mi cara, mi vida, desaparecieron y volví a ser la sombra difuminada de una realidad monstruosa, gigante, que engulle vidas y sueños, que aniquila personas y almas.