a la cara, solo les importaba de dónde venía y la situación de irregularidad en la cual
me encontraba. No entendía por qué hacían eso, en teoría la policía está para
proteger a los ciudadanos, pero me quedó muy claro que yo no era una ciudadana.
Al final conseguí un teléfono con el que contacté con una asociación contra la
esclavitud sexual, pero allí solo encontré solidaridad. No conseguí ningún tipo de
solución contra el gran problema que teníamos sobre la mesa, y seguí viendo nubes
negras sobre el cielo azul.
Nadie me conseguía ayudar, sentí ganas de rendirme y aceptar lo que estaba
pasando, pero no pude. Una pequeña parte de mí me decía que siguiera adelante,
que no me rindiera, que si yo lo hacía, otras también lo harían y así nunca se
solucionaría nada, así que seguí luchando.
Con el tiempo conseguí un trabajo y pude regularizar mi situación legal en el país.
La gente me decía que no era muy bueno, pero cualquier cosa comparada con la
que tenía anteriormente era lo mejor que me podía pasar; RESPETO era y es
básico, y no sentir miradas reprobatorias o lascivas sobre mi piel, que me llamen por
mi nombre, por mi verdadero yo, no “puta” o “zorra” y otros que no me apetece
contar.
Siempre que podía presentaba escritos, enviaba cartas a asociaciones, a
ayuntamientos… sin obtener respuesta. Pero tenía que seguir luchando. Fui a todas
las manifestaciones en las que se reivindicaba los derechos de la mujer, contra la
esclavitud, el racismo… pero daba la sensación de que la gente chillaba muy alto
ese día, y luego mantenía el silencio durante los otros trescientos sesenta cuatro
días.
Contacté con una cadena de televisión, la cual estuvo encantada de hacerme una
entrevista, en la que expliqué todo lo que me había sucedido. La noticia corrió como
la pólvora y llegó a medios de comunicación de todo el mundo. Es increíble cómo
una historia cruel y morbosa atrae la atención del público. Durante un tiempo estuve
en boca de la gente, luego, poco a poco, fui desapareciendo. La vida volvía a ser
como era antes. ¿Cómo una noticia pasa de estar en los medios de comunicación y
titulares, a desaparecer totalmente? Mi voz, mi cara, mi vida, desaparecieron y volví
a ser la sombra difuminada de una realidad monstruosa, gigante, que engulle vidas
y sueños, que aniquila personas y almas.