y sirviente y se convierten en iguales. Aunque sean de clases sociales muy diferentes,
siempre se ayudan el uno al otro y están siempre codo con codo.
Muchos de estos temas continúan vigentes, especialmente el de la imaginación y la realidad
y romper las reglas. Hay gente que aún dice a todo el mundo cómo vivir sus vidas, pero son
los soñadores, luchadores e idealistas como Don Quijote quienes nos hacen libres realmente.
Todos tenemos el derecho de decidir en qué creer y qué pensar; hemos de hacer valer nuestra
individualidad, sin miedo a ser juzgados o marginalizados.
Los sentimientos que más me ha producido el libro han sido la admiración y la compasión.
Admiración por el coraje de Don Quijote por ser quien quiere ser y compasión porque nadie
entiende sus sueños y sentimientos y es constantemente víctima de abusos físicos y
psicológicos. Y, a veces, me identifico con él porque yo también intento huir de la realidad a
través de la literatura y siento que nadie me comprende. Considero que es una historia
trágica; hay una profunda tristeza cuando Don Quijote se da cuenta que su mundo es una
mentira y está solo ante la devastadora realidad. No hay lugar para los soñadores en esta
sociedad.
Joan Grau Verdú
1º de Bachillerato B