Reportajes
de seis a siete teníamos que quedarnos una
hora más para hacer los deberes.
¿Hacíais excursiones?
Sí, a Córdoba, Cádiz, Huelva… Nos
desplazábamos
con
autocares
y
visitábamos diferentes zonas de Andalucía.
Normalmente
no
eran
excursiones
demasiado largas, no nos quedábamos a
dormir fuera, a menos que fuera para hacer
retiros espirituales, donde las monjas nos
daban charlas sobre Jesucristo e íbamos a
misa.
¿Qué tipo de chicas había en clase?
La mayoría eran de clase media alta.
Aunque también había algunas chicas que
podían acceder al colegio con becas, pero
debían diferenciarse, usando una bata de
color distinta a la nuestra.
¿Tenías algún amigo zurdo?
No, en esos tiempos, cuando unos padres
veían a su hijo hacer faenas con la mano
izquierda, lo corregían. Se pensaba que era
un hecho que se debía educar, que no era
natural escribir con la izquierda.
¿Hacíais excursiones?
No. Lo único que hacíamos que se podría
considerar salida era acompañar una vez al
año a los niños que hacían la comunión en
la iglesia. Porque en aquellos tiempos la
comunión la organizaba la escuela aunque
esta no fuera religiosa.
¿La escuela era cara?
Sí, bastante. Casi no había escuelas
públicas. Cuando empecé a trabajar a los
catorce años, casi todo mi sueldo era para
pagar el colegio; cobraba 100 pesetas a la
semana.
¿Los profesores os dejaban hablar en
catalán? ¿Ellos hablaban catalán con
vosotros?
Yo siempre fui a colegios catalanistas
porque mi madre así los quiso, y por lo
tanto siempre nos dejaban hablar en
catalán aunque ellos no lo hablaban con
nosotros. Pero con la particularidad de que
una vez vino Pilar Primo de Rivera a
Barcelona y quisieron dar una lección a mi
escuela, en ese momento la Minguella, y
nos tuvieron que enseñar la canción de
“Cara al Sol” para ir recibir cantándola.
Mar Cuñarro, Sofía Fangano