Skapa't Desembre | Page 17

La lista de la compra

Assaig

Hoy han sido fabricadas 5.968.417 monedas de un euro. Una por una, todas han sido fundidas, moldeadas, grabadas, marcadas, empaquetadas y lanzadas a la calle, al intercambio, a las manos.

Cuando finalmente el vendedor de lotería abrió el paquete donde se encontraba Sueña, ese fue el primer contacto directo que ella tuvo con la especie humana. Sueña notó cómo el hombre la palpaba, examinándola con una experiencia tan sistemática como cuidadosamente delicada. "... Y uno hacen cinco, aquí tiene el cambio. Muchísima suerte. Feliz Navidad." De repente, a Sueña le pareció formar parte de un bloque de hielo. Unos dedos largos, huesudos, blancos, altamente diestros, la metieron en un bolsillo trasero, propio de una cabeza inmersa en tantas cosas y ninguna importante. Por primera vez, Sueña se sintió fría y despreciable, ínfima, desnuda, avergonzada, destrozada. Su valor en aquel estrecho bolsillo era tan nulo, que por un descuido de aquella pálida sombra cayó al suelo. Rodó por la estrecha acera tratando de evitar las alcantarillas, hasta llegar a unos pies escondidos en unas botas floreadas que se jugaban su vida al salpicar los charcos que reflejaban cada destello de las luces navideñas. Miró con sorpresa cómo unos profundos ojos claros se habían fijado en ella. "¡Cómo brillas! ¡Eres una estrellita!" Unas uñas cálidas, pintadas por una destreza adulta femenina, la acariciaron. Sueña quedó pegajosa de caramelo, se sintió inconmensurable.

Entonces, lo comprendió. Cada uno de nosotros es lo más parecido a una lista de la compra; pagamos por aquello que deseamos atesorar, que deseamos ser. Al hacerlo, Sueña es el poderoso caballero descrito por Quevedo, capaz de convertirse en trabajo, negocios, acciones, intereses, beneficios, estafas, importantes sumas. Pero también puede transformarse en una disculpa sincera, en risas malditamente pegadizas, abrazos que ahuyentan al frío, caricias en la espalda de alguien que duerme al compás de una respiración armónica, translúcida. No somos más que listas de la compra. Es simplemente que nuestros ítems tienen el código de barras que nosotros mismos les queramos dar.

"No hay duda" pensó la niña. "Hoy ha sido el mejor día de mi vida."

Ariadna Ayén

2º de Bachillerato A