Artes plásticas góticas y románicas
Sortides
Hace unos días realizamos una serie de visitas por Barcelona, relacionadas con la asignatura de Historia del Arte. Una de ellas se centró en la magnífica colección de arte románico y gótico que acoge el MNAC. En este breve artículo queremos sintetizar, especialmente, las características que pudimos observar en algunas muestras de pintura románica y gótica.
Románico
El románico fue un estilo artístico predominante en Europa durante los siglos XI, XII y parte del XIII.
El arte románico fue sobre todo un arte religioso, que reflejaba los valores de la nueva sociedad feudal, que a la vez era guerrera y cristiana. Por lo tanto, su función era didáctica y religiosa.
Estas obras se realizan mediante diferentes
técnicas y soportes, de las cuales destacan la
mural o al fresco. La pintura mural se utilizaba
para cubrir los muros de los templos, tanto
internos como externos. Se basaba en la
preparación de la pintura a base de pigmentos
coloreados, diluidos en agua de cal. Este tipo de
pintura se aplicaba sobre la superficie mural a la
que previamente se había añadido una capa de
enlucido para alisarla. La aplicación se hacía
cuando el enlucido estaba aún húmedo. Al
secarse, el conjunto adquiría gran dureza y
resistencia.
Los colores empleados son intensos y brillantes,
como por ejemplo el rojo, amarillo, naranja y azul. El color negro servía para perfilar las figuras. La simetría predomina ante la asimetría, es decir, la proporción adecuada de las partes de un todo entre sí.
Estas obras destacan por su hieratismo y por la frontalidad, por lo tanto hablamos de estatismo; por este motivo predominan las figuras planas, de escasa expresividad.
La luz no crea volúmenes, ya hemos dicho que es una pintura plana, bidimensional, sin paisaje ni perspectiva.
Un magnífico ejemplo de la pintura al fresco románica es el ábside central de Sant Climent de Taüll, con la figura imponente del Cristo en Majestad, imagen medieval de un Dios alejado del hombre.