Relatos al estilo del Romanticismo
Ángelus era la arquera del pueblo, su valentía e inteligencia la hacían muy conocida en
su pueblo. Ella comenzó a caminar por en medio del bosque, y sin darse cuenta fue a
parar enfrente del “lago maldito”, al que nadie en el pueblo se atrevía ir. Cuenta la
leyenda que un dragón asesino hace miles de años a los habitantes de la antigua aldea,
y que todos sus cadáveres están enterrados bajo las aguas del lago, y que, si alguien se
atreviera a bañarse en él, despertaría de nuevo al dragón.
Ángelus se encontraba allí, y a lo lejos vio, junto a la orilla del lago, un ser con aspecto
monstruoso y con una larga capa de color naranja con rallas negras. El misterioso ser
desapareció casi por arte de magia. Ángelus volvió al pueblo. Cuando llegó decidió no
contarle nada a nadie. Una vez dentro de la taberna de la aldea, ella vio a Monick
acercarse hacia ella para saludarla, cuando observó con sorpresa que llevaba puesto la
misma capa naranja con rallas que había visto anteriormente a aquel ser monstruoso en
el lago.
Ángelus la saludó con normalidad, ocultando su sorpresa y seguidamente fue a pedir
consejo y opinión a la persona más anciana y sabia de la aldea. La anciana que con
dificultad veía, cogió las manos de Ángelus y a través de ellas vio y sintió todo lo que le
había sucedido. No había duda, Monick era hija de las fuerzas de la oscuridad, una bruja
maligna que envenenaba poco a poco todo lo que la rodeaba.
Ángelus se dirigió a contar a todo el pueblo lo ocurrido con Monick para así planear entre
todos un plan para terminar con aquella bruja.
Como sabían que en el lago era donde hacia sus conjuros, fueron esa misma noche a
espiarla, y efectivamente se encontraron con Monick. La bruja se dio cuenta de que todo
el pueblo la había descubierto y sorprendida y furiosa desató un huracán de fuego con
la intención de quemarlos vivos a todos, pero algo mágico sucedió: el lago levantó toda
su agua y en forma de ola gigantesca arrastró a la malvada bruja hasta el fondo de sus
aguas. Ese lago, que creían maldito, les salvó la vida. Desde entonces, el lago pasó de ser
un lugar prohibido a un lugar de encuentro y sagrado para todo el pueblo.
Ángela Vera
4º C
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