3º CERTAMEN SINGULARTE (cont.)
POESÍA FORMAL
HorconBoga
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E N HORAS DE O TOÑO TARDÍO (Y AQUÍ PROSIGUE ESTA HISTORIA)
Y aquí prosigue esta historia
empezada un día de Agosto
de un año ya vencido
cuando a su fin vuela otro.
Quién diría que Agua y Fuego
entre tanto alboroto
demorara 'sine díe'
en ebullir el ignoto
frío líquido de los Peces
o en apagar el rojo
de las llamas del Arquero,
para sorpresa de todos.
Sin cocción recalcitrante
un mundo poético aflora,
donde los versos convergen
en terreno que se abona
con caricias cotidianas,
con 'te quieros' sin demora,
en los planes que engarzamos,
en la luz con la que asomas
cada mañana al verte,
radiante a toda hora,
o en las noches en vela
de todas las Lunas moras
bien surtidas de hechizos,
de mágica historia y fosas
donde olvidar las ofensas
de almas parcas y flojas.
¡ Cuánta admiración suscitas!
Cuán orgulloso me siento
de tenerte al lado mío
contra mareas y vientos,
convirtiendo el buen aire
en refresco y pegamento
del albor de cada día,
de pasiones el incendio,
del hueco de las costumbres,
de los trámites del lento
andar de humanas vidas
en reiterados momentos
que constituyen por fuerza
el cotidiano aderezo.
Y ahora convoco a todos
entrando en Tiempo de
Adviento
en donde con vigor clamo
que llega el Ave de Fuego
a rescatarme del mundo,
de los propios infiernos,
para loar en voz alta
entre jazmines e inciensos
la llegada de la Diosa,
pues tuyo es el Nacimiento.
Un año más que celebras
entre familias queridas,
entre amistades conclusas
y aquellas nuevas nacidas
al calor de los amores,
por el bien y nuestra dicha.
En horas de Otoño tardío
un nuevo año amanece;
se conoce que el planeta
rotar su esfera prefiere
para empezar cada giro
en fecha Diez de Diciembre,
para aclamarte con ganas,
para gritar lo que siente
un corazón admirado
en pálpitos fervientes
que tu amor doblegó
con estocada hiriente
para solaz de mi alma,
para que alces batientes
las alas de tus poemas,
la brillantez de tu mente,
la rapidez de tus ojos,
la sonrisa permanente
que nos regalas con gusto
en actitud complaciente.
Ahora entra la cola
de lo mejor de este canto,
de este romance que aflora
sentimientos sin recato,
esa en la que me toca
cantarte con mil redaños
con brío e hímnico pulso:
¡ Mi Amor, Feliz Cumpleaños!