Entumecido Samuel Dueñas
Desde aquel día no río . Entristece a mi padre y extraña a mis prójimos , pero no lo puedo evitar .
Desde aquel día no articulo . Tanta es la desesperación de mi padre que un golpe le repta por el brazo , hacia su mano firme , adornada .
Pero no lo puedo evitar .
Desde aquel día no trago el nudo de coraje que invade mi garganta y me estrangula la conciencia .
Todavía retumban los disparos en las paredes maltratadas que encierran mi pensamiento ,
los gritos de mi padre , amenazantes , alejando a Mazatzin de mí .
No me gustaría seguir así , pero no lo puedo evitar .
Como la sangre de las bestias , derramada por las perforaciones , así se drenaron mis ganas de ser feliz .
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