Sin Fronteras Spring 2017 Sin Fronteras Spring 2017 | Page 44

Oxford Miguel González Dejó de ver al petirrojo que lo llamaba desde la ventana del salón de clases. “Este es uno de los conceptos fundamentales de esta materia, así que no duden en verlo en el siguiente examen”, escuchó a su profesor de fisiología agregar. Su mente tardó unos instantes en regresar a la realidad y sus compañeros ya se levantaban de sus lugares. Durante ese verano casi perfecto en Oxford, caminaba sin complicaciones a la biblioteca de Weston, en donde pasaría el resto del día. Pocos podían creer la cantidad de horas que pasaba encerrado ahí dentro, pero él tenía un concepto diferente de lo que significa estar encerrado. Rodeado de información que con facilidad podía comprender y conectar, y lejos de profesores tediosos, se dispuso a absorber el contenido de su primer semestre de fisiología en sólo un par de horas. A nadie le sorprendió que tuviera un resultado perfecto. Ayudaba a su madre a cargar de trigo la vieja camioneta Chevrolet C/K de 1983. Ese día caluroso, a pesar de que era el turno de su hermano, decidió manejar a Londres y abastecer a sus clientes. Le causaba un cierto placer recorrer esas carreteras que conocía tan bien, pero la razón por la que frecuentemente se ofrecía a manejar, era la biblioteca pública de la ciudad. Años atrás, su maestra de segundo de primaria le había quitado las dudas a su madre: “La mente de su hijo no funciona de la misma manera que la suya o la mía”, recordaba escucharla. Podía leer desde los cuatro años y su vocabulario ya era avanzado. A sus padres les dolió ver a su hijo terminar su educación tan pronto y la frustración de no tener los recurso para darle mejores oportunidades era propia de cualquier padre en su posición. La secundaria nunca llegó para él. La biblioteca pública de Londres se convirtió en su salón de clases y los libros en sus profesores. El final del segundo semestre fue su parte favorita del año. La ausencia de clases programadas significaba un descanso del aprendizaje para la mayoría, pero para él era lo opuesto. Frecuentaba bibliotecas para expandir su conocimiento del cuerpo humano y los orígenes de la fisiología. 44 También le llamaban la atención la física y la astronomía, materias que su educación de miles de libras le limitaban a aprender. Atender Oxford ni siquiera fue su propia iniciativa, pero así fue como sucedieron las cosas. Era lo que el mundo esperaba de un joven que por simple naturaleza resultó contar con las habilidades intelectuales específicas que una universidad buscaba. Al final fue su decisión, pero nadie nunca le hizo saber que no era su obligación. Como cada verano, visitó a sus tíos en Londres. Era como su primo en muchos aspectos, empezando por la edad. Su educación no pasaba de la primaria, pero notarlo era imposible. No ir a la universidad le daba tiempo valioso en el que su primo era tan productivo que a él le daba envidia. Años atrás solían hablar de ideas de negocios que, según ellos, tendrían éxito si las llevaban a cabo algún día. Parecían fantasías, tecnología alienígena que sólo podía existir en su imaginación; pero la creatividad de un niño no tiene límites. Disfrutaba cada momento en esa vieja casa de campo, en donde aprendía del mundo real. Más que su universidad, que sus maestros y compañeros o que nadie más, su primo le recordaba, sin tener que decírselo, que la ciencia era su pasión verdadera. Lo recogieron en la misma C/K 1983 de siempre, vehiculo que ese día lo encaminó hacia el éxito. Días completos en el taller pensando, discutiendo, experimentando, además de fracasos, rechazos y peleas, los llevaron a su meta. Descubrieron que el uso de técnicas matemáticas de reconocimiento de patrones en videos podía ser incorporado a imágenes del ojo humano, permitiendo el desarrollo de tecnología de reconocimiento de iris. Era un concepto con aplicaciones infinitas y cuando sus experimentos verificaron su funcionalidad supieron que era su idea revolucionaria. Para ese entonces había dejado Oxford e invertido su tiempo en su proyecto. Los dos sabían lo necesario para experimentar en ese campo de la ciencia, y fue así como sus parientes salieron de esa vieja casa. 45