A
– hora ya sabes que, quien
algo quiere, algo le cuesta.
El destino es algo por lo
que hay que luchar y que cada uno
debe forjarse ¡Nadie en esta vida
regala nada! Espero que el dinero
que te he dado te ayude a empe-
zar nuevos proyectos y que lo que
te he contado te sirva en el futuro.
El joven comprendió que el viejo
Simbad lo había conseguido todo
a base de riesgo y esfuerzo. Aho-
ra él tenía setecientas monedas de
oro, pero había aprendido que no
debía confiarse. Aunque ahorraría
una parte y otra la invertiría, se-
guiría trabajando duro para, algún
día no muy lejano, poder disfrutar
de la misma vida tranquila y có-
moda que su aventurero amigo.