Simbad el marino simbad | Page 13

A – hora ya sabes que, quien algo quiere, algo le cuesta. El destino es algo por lo que hay que luchar y que cada uno debe forjarse ¡Nadie en esta vida regala nada! Espero que el dinero que te he dado te ayude a empe- zar nuevos proyectos y que lo que te he contado te sirva en el futuro. El joven comprendió que el viejo Simbad lo había conseguido todo a base de riesgo y esfuerzo. Aho- ra él tenía setecientas monedas de oro, pero había aprendido que no debía confiarse. Aunque ahorraría una parte y otra la invertiría, se- guiría trabajando duro para, algún día no muy lejano, poder disfrutar de la misma vida tranquila y có- moda que su aventurero amigo.