y unas enseñanzas de las TIC más enfocadas al consumo de tecnología que a la creación con tecnología nos hacen pensar en unas pobres habilidades computacionales de nuestros estudiantes. Esto ha llevado a que muchas voces reclamen la incorporación de la programación informática en los aprendizajes desde edades tempranas.
Los jóvenes tienen mucha experiencia y confianza interactuando con las tecnologías, pero son pocos los que crean y se expresan con ellas. Es casi como si pudieran leer, pero no escribir con las nuevas tecnologías. Incorporar la programación en la escuela debería tener como objetivo crear personas “app-capacitadas” en lugar de “app-dependientes”. Personas que sientan que pueden crear algo valioso para la sociedad y que pueden aspirar, de la mano de la tecnología, a hacerlo realidad.
Muchos países han iniciado cambios en sus currículos para incorporar la programación y el pensamiento computacional en los aprendizajes con gran diversidad de enfoques. El pensamiento computacional, entendido como proceso cognitivo, puede colaborar en el desarrollo de otras competencias clave, y puede conseguir transferencia hacia otras áreas de conocimiento. Se trata, en definitiva, como dice Mitch Resnick, de: “programar para aprender en lugar de aprender a programar”.
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