EDITORIAL
#PensarConSentidoComún
Las fuerzas democráticas impulsan el retorno
a la vía electoral, terreno donde la oposición ha
sido exitosa, aun con la parcialización total
existente en el Consejo Nacional Electoral
durante el año 2015, cuando teníamos todo en
contra. A pesar de los obstáculos, la oposición
ganó la mayoría de los escaños en el Poder
Legislativo.
También, ese CNE con el cual se eligió la actual
AN, fue nombrado por el TSJ; sin embargo, tal
condición no impidió el triunfo opositor. Por
tanto, no es hora de abandonar los espacios de
lucha, sino de fortalecernos con organización y
coraje para recomponer a Venezuela.
La crisis solo se superará con orden,
instituciones y paz. No esperemos soluciones
mágicas; es necesario afrontar el reto de salvar
a Venezuela. La mayoría de los ciudadanos
clama por un verdadero cambio, sobre todo,
los de pocos recursos económicos, quienes
padecen, día tras día, las numerosas penurias
y dificultades.
Antes de cruzarnos de brazos, es momento de
actuar y organizarnos para sacar al país del
hueco donde está. El caos, la división y la
abstención solo fortalecen al gobierno.
Con la ruta democrática es posible expresarnos,
y mientras ocurra con mayor organización,
haremos valer nuestra voz. No
obstante, el alcance dependerá de nosotros
mismos y no de otros con promesas de salvarnos.
Venezuela requiere resolver los propios
problemas entre sus conciudadanos de
manera responsable y madura. La abstención
y las sanciones económicas agravan la situación,
antes de resolver el día a día de la
gente.
La clave para la reconstrucción de Venezuela
incluye a un parlamento que trabaje a favor del
presupuesto necesario para la recuperación
de los acueductos y del sistema eléctrico
nacional, hasta convertirse en referencia
institucional para aquellos aun no escuchados,
como consecuencia de la polarización.
Irán, Rusia y Cuba son vivos ejemplos de países
sancionados, cuyos gobernantes continúan en
el poder, sin avizorarse cambio alguno.
Es necesario disipar todo ánimo conflictivo
de nuestras relaciones internacionales. Es
posible convertir a Venezuela en un territorio
de equilibrio geopolítico; somos un país
en crisis y la beligerancia acentúa nuestra
dramática situación.
Venezuela debe erigirse como un factor de
equilibrio, conciliación y unión de los pueblos
americanos, donde se aprovechen
nuestros recursos naturales y humanos. Es
esencial incluir en nuestro foco mejores
oportunidades para todos los venezolanos.
¿Si no votamos de forma organizada, qué
hacemos entonces? ¿Cuál es la propuesta
alternativa?
La ruta propuesta por algunos es continuar
con la dinámica de la violencia y el caos, y tal
condición es inviable. Ningún país del continente
apoyará acciones armadas extranjeras;
las rebeliones internas tuvieron un
rotundo fracaso y arrojaron un lamentable
saldo de muertes, heridos y encarcelaciones.
Es imprescindible asumir la realidad como
nación autónoma y encarar con racionalidad
las vías posibles para superar el
conflicto y recuperar a nuestro país desde
el punto de vista político, social y económico.
Es irresponsable quedarnos a esperar el
cambio en el gobierno sin hacer lo debido
según nuestras convicciones democráticas.
Ni la gasolina, ni los alimentos llegarán a los
hogares venezolanos si se insiste en el
camino subversivo interno o en el llamado a
la intervención internacional para solucionar
nuestra problemática.
Pensemos con sentido común; actuemos
con seriedad y madurez; unamos a nuestro
pueblo para rechazar esta dantesca situación.
Es a través del voto como levantaremos
nuestra voz y reclamaremos cívica y
organizadamente; el sufragio es la alternativa
de mayor contundencia para la
protesta con la cual podemos y tenemos
que acometer.
@elguacharov