¿Qué tendrá el mundo de las realidades? Que fascina, enloquece y dispara.
Más bien, parece sorpresa echada a perder. Antes y después del sueño.
Son muchas las cifras de momentos y sensaciones, sellados todos en la línea recta de la memoria. Llenos de pausas y rellenos. Hartos y vastos de penas y alegrías.
Pensar que este oasis de sentidos sólo es importante para quien lo cree propio.
Yo solo lo respeto, lo vivo, sufro y disfruto en sus extremos.
Ya que el resto, hablo del equilibrio, se me mezcla imparcialmente con el ensueño.
Así es que voy, detrás de los jeans, frente a los pechos y bajo las faldas.
Allí se han estancado últimamente mis deseos.
Al parecer no es obra del cansancio existencial, ni mucho menos de la no satisfacción sexual. Pero ahí está, este trío de estrellas aliñado en mi mente; clausurando esos malditos tiempos verbales. O mejor dicho, retornados todos en un presente bovino.
Aunque mejor sería andar solo por aquí. Seguro. Ya que mi compañera me llena el presente de recuerdos y olvidos. Sí, es celosa. Pues se enoja cuando voy mirando estrellas por el cielo terrenal. Entendería su ofuscación si no bastara con un chistido de reojo. Pero por lo visto no le alcanza. Voy entonces rechiflado por mis ojos, alternando deseos y sueños, chocando de tanto en tanto con el trabajo.
Ella, mi compañera, me cruza de a ratos, cortos y largos; para avisarme que estoy vivo. Y que por lo tanto, tengo que trabajar. Uff!
Descubriendo sus lógicas razones, emprendo el camino de vuelta. Allá, a lo lejos, me despiden las tres marías y el estúpido intento de escribir algo.
Me levanto despacito hacia la cocina, la veo sentada en la silla marrón, a punto de encender un cigarrillo. No digo palabra, pero sonrío con una mueca perdida.
Ahora sí, le hablo, mirando los platos sucios, la convenzo de que ya estoy por lavarlos. Comienzo por los platos hondos (de la sopa de anoche). Mis ojos escanearon la vajilla, Luego los platos, vasos y al fin los cubiertos. Todos ellos, llenos de sentido real, al igual que ella.
Mi realidad comenzó así a adaptarse al mundo. Perdiendo los sentidos en el tiempo, que más podía hacer!. Y pensar que yo me preguntaba al principio:
¿Qué tendrá el mundo de las realidades?
FILOSOFANDO
ZENI