Slim Aarons:
Sólo ricos y famosos
Por Julio Domínguez Balboa
Aarons logró captar el hedonismo más
sibarítico a ambos lados del Océano At-
lántico y en las costas del Pacífico, has-
ta poco antes de su muerte ocurrida en
2006. Eternamente enamorado del dinero
y del lujo, dejó constancia de lo que fue
el Jet Set, en el más estricto sentido del
término.
“Trato de retratar gente bella en lugares
hermosos haciendo cosas agradables”,
decía el fotógrafo Slim Aarons, nortea-
mericano que habiendo nacido en uno
de tantos barrios pobres de Nueva York
en 1919, y de haber participado en la Se-
gunda Guerra Mundial, se dedicó exclu-
sivamente a fotografiar a la gente más
guapa, más rica y más famosa del plane-
ta a partir de 1950.
No le fue fácil acceder a esos círculos tan
cerrados, en los que la exclusividad era
uno de los privilegios, pero en cuanto lo
consiguió, las revistas más prestigiadas
y la gente más glamurosa lo quería con-
sigo. Para lograrlo, lo primero que tenía
que hacerse era enviarle la invitación a
fiestas y reuniones, como si él fuera un in-
vitado más, alguien que describiría, des-
de dentro, como era ese mundo idílico de
la mitad del siglo XX. No era un personaje
afectado ni afeminado como podría de-
cirse de otros artistas trepadores socia-
les, como Truman Capote o Andy Warhol,
él era un ser físicamente insignificante,
tanto, que se ganó el mote de “Slim” (Fla-
co), dada su extrema delgadez.
Entre las características que hicieron úni-
ca su obra, está el hecho de que él no se
valía de iluminadores, estilistas, maqui-
llistas ni ningún apoyo de ese tipo para
lograr su nivel de excelencia. Él se exigía
a sí mismo y a su entorno que todo fuera
precioso, que las mujeres fueran radian-
tes, los hombres apuestos y los paisajes
espectaculares.
Christina Onassis a bordo del yate de su padre, 1966.