Semillas
Educativas
3.
María nuestro modelo
«Teniendo a María como modelo de consagración y como
intercesora, los consagrados encarnarán la palabra en su vida y
como ella y con ella, la ofrecerán a los hombres en una continua
Evangelización. Puebla. 745.
María, al aceptar que en ella
tuviera lugar la encarnación del
Hijo de Dios, obtuvo sencillamen-
te la gracia de ser la Madre del
Redentor, en cuanto el Hijo es la
segunda persona de la Santísima
Trinidad. Esta condición hace de
María un ser único, cuya mater-
nidad es bendita y prolongadora
de vida a través de los siglos. En
proyección de esa amorosa acción
de ser la Madre del Redentor, Ma-
ría se convierte en la Madre de la
humanidad, en el modelo de los
hombres, pues, sobresalieron en
ella extraordinarias virtudes como
la obediencia, la fe, la esperanza
y la caridad, inclusive, hasta en los
momentos más difíciles.
La Madre del Redentor desempe-
ñó un papel importante en la sal-
vación de la humanidad, porque al
llegar la plenitud de los tiempos, el
cumplimiento de las promesas divi-
nas trazada por los profetas desde
mucho antes y que Dios ya tenía
preparada, envió Dios a su Hijo,
nacido de una mujer, sencilla, pura,
humilde de corazón, mansa de es-
píritu, para que fortaleciera la pala-
bra convertida en carne, al Verbo
de Dios. Es María quien, bajo los
designios de la ley, se hace cargo
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de la obra de la redención, dán-
dole al mundo a su hijo, para que
rescatara a los que se hallaban bajo
el peso de la ley, siendo esclavos
de ella y a la vez que recibieran la
filiación adoptiva.
La doctrina de María, Nueva Eva,
en la que insistieron los padres y los
escritores eclesiásticos a partir del
siglo ll, contenía en germen la doc-
trina de la maternidad espiritual. Se
establece así un paralelo por seme-
janza entre Eva y María.
La asociación íntima de María y la
persona de Jesús y el servicio de
Ella es la obra Redentora, que ha-
cen de María, Nuestra Madre, la
mujer modelo en el orden de la gra-
cia y de la Salvación. Todo lo que
hace por Jesús y con Jesús nos con-
cierne en nuestra realidad de Hijos
de Dios. «Concibiendo a Cristo,
alimentándolo, presentándolo en el
Templo al Padre, padeciendo con
su hijo mientras moría en la Cruz, en
una palabra, participando del pro-
yecto de Salvación que Dios había
destinado para la humanidad».
Por eso, es ella, el modelo de hoy
digno de imitar por las mujeres, por
su prudencia, la caridad y el inmenso
Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera
desde la escuela.
PhD José Orlando Salazar Duque.