Semillas educativas Semillas Educativas- José Orlando Salazar Duque | Page 80

Semillas Educativas 1. María madre de dios, de la iglesia y madre nuestra «María es para la Iglesia, motivo de alegría y fuente de inspiración por ser la estrella de la Evangelización y la Madre de los pueblos de América Latina «. Puebla. 168. Los cristianos tenemos necesidad de una madre buena que nos ayu- de y nos guíe en nuestro caminar a la casa del Padre celestial. Esa Ma- dre es María, quien nos ama como a sus hijos. Ella, la siempre bien- aventurada Virgen María, es Madre de Cristo y Madre nuestra, quien estuvo presente en los momentos tanto alegres como tristes en el peregrinar de Jesús, por la tierra y participó verdaderamente en cada instante, siendo un soporte de fe, esperanza y luz, que conduce hacia el consuelo fraternal de la obra de la redención. bres y del mundo. Después de la muerte y resurrección de su hijo, se reúne con los apóstoles en ora- ción, acompañándolos y dándoles fuerzas para que no desistieran del trabajo que les correspondía hacer, hasta cuando el Espíritu Santo bajó sobre ellos y plantó en sus corazo- nes la comprensión necesaria para edificar en el mundo, el manda- miento del amor y proyectar la mi- sión sagrada de ir a retar a los ene- migos pero no con las armas de las manos sino con las del espíritu, las del Evangelio, convirtiendo y anun- ciando la Buena Nueva. María estuvo presente con Jesús en los momentos cruciales de su tarea, sufriendo el dolor natural de una mujer que ama a su hijo cuan- do fue crucificado, sintiendo la pena más espantosa de una madre que se desvela y le acompañó, aceptan- do la voluntad de Dios. Fue aquí precisamente cuando Jesús nos la entrega como madre, viendo ese tesoro insondable que había en su corazón y que se entregaba ente- ramente en un silencio hermoso, pero muy amoroso. María jugó un papel de suma im- portancia en esta tarea designada por Jesús a sus elegidos. María es nuestra madre, nos lleva a Jesús, nos acompaña y nos guía en el ca- mino; ruega por nosotros al Padre y con su vida de servicio alegra y anima a los hombres, para que se amen como hermanos. María aceptó este trascendental compromiso e inició la misión en- comendada, por eso, se vuelve la Madre de la Iglesia, de los hom- 80 María abre los caminos para el hombre, siembra la semilla de la esperanza y guía los pasos de su Iglesia peregrina en la tierra, para que siendo nuevos, fructifiquemos en el Evangelio y fortalezcamos nuestra vida con luces de bondad, caridad y amor; rechazando el pe- cado que nos aleja y nos compro- Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera desde la escuela. PhD José Orlando Salazar Duque.