Semillas
Educativas
7.
La resurrección
«El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy
temprano cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que
tapaba la entrada...» Juan: 20, 1-2
Cristo Resucitado es el signo, el
escudo, el emblema del triunfador
de la muerte, vencedor absoluto del
pecado, quien demostró que con
su amor sobrepasaba todas las ba-
rreras, pudo perdonar, aliviar y aún
más, restablecer el Reino de paz,
que hasta ese momento no existía,
porque con su vida selló por fin, de-
finitivamente el pacto de fidelidad
que había firmado con los hombres
en el monte del Sinaí, no solo con
Moisés, sino con sus antecesores. prometida. Es el triunfo de Isaac,
de Jacob, del mismo José, de los
profetas, que habían anunciado el
trascendental paso de la muerte a
la vida, del hijo del hombre, que
deslumbraría por su sencillez y ha-
ría nuevo a un pueblo desgastado,
humillado y corrompido por la au-
toridad Judía, a quienes únicamen-
te les importaba el interés personal
y llenar sus arcas con el dinero del
pueblo, robándolos en el cobro de
los impuestos.
La Resurrección es el gran encuen-
tro, es la fiesta victoriosa donde
Jesús levanta su brazo y muestra
orgulloso sus heridas, testigos del
fracaso del pecado, del hombre
viejo, invadido de escorias y lis-
to para sepultar. Es Jesús, nuevo
vencedor, aliviador de las penas,
angustias y tragedias de la humani-
dad, es el Cristo Resucitado de en-
tre los muertos, a quienes sus ami-
gos salen a buscar todavía, pues no
han entendido el verdadero signifi-
cado de las escrituras. Es un Jesús victorioso que doblegó
al pecado, que hizo hincar toda ro-
dilla ante el grito sencillo de la paz
y la tranquilidad, como de la pureza
de corazón en el alma de los hom-
bres y en el amanecer de aquéllas
primeras semanas, con el triunfo
sobre la muerte, paso definitivo a
la vida de perdón.
Con la Resurrección se había
marcado el ritmo de la alabanza,
habían encontrado por fin el des-
canso, nuestros primeros padres,
como Abraham, quien fue el ini-
ciador de esa gran obra de la re-
dención, cuando Dios le pide que
salga de su poblado y emprenda
el camino que él le señalará para
que guíe a su pueblo hacia la Tierra
La fiesta de la Resurrección del Se-
ñor, es la fiesta de los cristianos,
porque contemplamos en ella la li-
beración de los pecados, de la mis-
ma muerte y de la vieja ley que nos
consumía. Es proponernos una vida
nueva y una historia, para que ese
nuevo hombre adquiera un sentido,
trabaje por su superación personal,
espiritual y social. La Resurrección
marca el inicio de la Iglesia, con sus
pastores, quienes abren espacios
de participación, para luchar contra
el pecado.
Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera
desde la escuela.
PhD José Orlando Salazar Duque.
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