Semillas educativas Semillas Educativas- José Orlando Salazar Duque | Page 50

Semillas Educativas 3. Retornar a la casa del padre “…Regresaré a casa de mi padre y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus trabajadores”. Lucas: 15, 18-20. Así como por un hombre entró el pecado en el mundo, y con él la muerte, también estamos llamados a la conversión porque fue también por un hombre que entró el perdón y el amor, haciendo que retornára- mos a la casa del padre, después de haber espiado nuestras culpas. Ese hombre fue Jesús, camino de verdad y vida, el cetro de la salva- ción, por quien llegamos al padre, porque su amor es obra de reden- ción, es reencuentro personal con nosotros, recogimiento espiritual en una entrega absoluta y desinte- resada de principio a fin. Mediante la conversión y el recha- zo al pecado, podemos llegar con toda tranquilidad a la casa del pa- dre, así lo hizo el hijo arrepentido, el hijo pródigo, quien había faltado gravemente, cometiendo pecado, pero se arrepintió volviéndose un hombre nuevo, decidido a vencer las angustias internas que lo aco- saban y le impedían ser mejor. Igual, podemos hacer nosotros en nuestro mundo, podemos lle- gar a vivir un cambio interno en la vida, haciendo el bien, dejando ese caos de pecado que nos en- vuelve y retornando con inmenso 50 arrepentimiento y cariño a la bon- dadosa misericordia de Dios que está abierta en una esperanza para el hombre. Cristo se hace nuevo cada día en nuestro quehacer, cuando ama- mos y ayudamos al prójimo, cuan- do sembramos la semilla del per- dón, cuando el corazón se abre a las expectativas de los demás, cuando somos solidarios, en fin, cuando brindamos lo mejor de cada uno para llegar al Padre en completa paz, en una entrega de hermandad que grita a los cielos, por nuestra salvación. Mientras tanto Dios, acoge y perdona en el obrar de esas acciones que deja- mos atrás y que ahora recibimos como buenas, en señal de cambio y aceptación a su palabra, que es vida, verdad y salvación. El mejor bálsamo para curar las he- ridas del pecado y retornar a la casa del padre es el arrepentimiento, por medio de él, oramos y nos des- cubrimos interiormente, recono- ciendo que hemos actuado u obra- do mal, que podemos ser llamados al banquete celestial sin sentir en- vidias, rencores y egoísmos. Que estamos lavados por el bautismo y que nos disponemos a celebrar Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera desde la escuela. PhD José Orlando Salazar Duque.