Semillas
Educativas
4.
La familia signo de unidad
“El matrimonio constituye una íntima comunidad de vida y amor conyu-
gal, fundada por el Creador y provista de leyes propias. Esta comunidad
se establece con la alianza del matrimonio, es decir, con un consenti-
miento personal e irrevocable” Catecismo de la Iglesia Católica N° 2364
La familia como signo de unidad,
desde su misma formación de pa-
reja debe afrontar los obstáculos y
dificultades que van llegando en
su recorrido por la vida; superan-
do los conflictos para permanecer
unidos a ejemplo de la familia de
Nazaret, quienes a pesar de la per-
secución Judía dieron una demos-
tración de unidad, fortaleza y valor
para salir adelante.
En cada familia debe existir una
serie de expectativas fundadas en
la realidad, que dará como resulta-
do despertar el entusiasmo, avivar
el espíritu y fortalecer la unión de
sus integrantes, por medio del diá-
logo, el acercamiento y la dispo-
nibilidad necesaria para solucionar
los problemas. Para esto, hay que
encontrar la condescendencia, así
se ayuda a conciliar las diferencias
de personalidades que generan
constante roces, enfrentamiento y
peleas, que por lo general condu-
cen a la disparidad de criterios. En
cambio, si se produce la tolerancia
entre ambos cónyuges, se podrán
superar los arranques del mal hu-
mor y ganará la familia.
Se hace necesario buscar enton-
ces la comunicación entre los es-
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posos, como un canal que acre-
cienta la relación, pues a través
de ella se expresan las sensacio-
nes, sentimientos y posibles di-
ficultades, para llegar a solucio-
nes. Debemos comprender que
la sociedad será hecha de lo que
produzca la familia, por eso, la
necesidad urgente de rescatarla
y fortalecerla, promoviendo a sus
miembros, invitándoles a que vi-
van plenamente los principios por
los cuales fue creada y elevada a
la dignidad de célula fundamen-
tal de la vida y de la sociedad.
La familia como signo de unidad
es el encuentro fraternal entre los
padres e hijos y la relación segura
de la sociedad. De su logro, saldrá
un mundo más claro y preciso, en
donde se divulgue la solidaridad
en donde se aprenderá a valorar
la vida, a respetar al otro, a sentir
que cada uno es una persona con
derechos y deberes que cumplir,
porque desde el seno familiar
se ha promovido la dignidad de
la persona y se ha respetado su
individualidad; y a la vez se ha
alcanzado la madurez necesaria
como individuo responsable, se-
rio y artífice del progreso de su
familia, la comunidad y por ende
de la propia sociedad.
Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera
desde la escuela.
PhD José Orlando Salazar Duque.