Semillas
Educativas
1.
Historia de la navidad
«Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre; unos
sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta
pobreza se manifiesta la gloria del Cielo, La Iglesia no se cansa de cantar
la gloria de esta noche.» Catecismo de la Iglesia Católica. 525.
Es motivo de alegría para el
mundo y para los hombres, saber
que Jesús nace todos los días en
su corazón, en su vida, en los sen-
timientos que envuelven el caminar
alrededor de los demás, llenando
los vacíos que de pronto no he-
mos podido vencer con nuestra
experiencia misionera. Pero el na-
cimiento de Jesús que recordamos
en cada Navidad, solo se produce
si yo quiero, pues es algo muy per-
sonal y Jesús quiere que lo descu-
bramos plenamente y se produzca
en el alumbramiento de su estrella
luminosa en nuestras vidas, pero
sin obligaciones, ni limitaciones de
ninguna especie.
La Navidad es el momento más
oportuno para recordar quien soy
y cómo Jesús vino a la tierra para
enseñarme a ser nuevo, a borrar
el pecado, a recobrarme del abis-
mo profundo de las tinieblas. La
Navidad con sus alegrías y sus
rayos multicolores, nos renueva
y nos atrae por el anuncio mara-
villoso de que El Salvador viene
a la tierra e inspira en el hombre
sentimientos de bondad. La Na-
vidad es una etapa alegre, épo-
ca precisa para vivir sentimientos
transparentes, con corazón puro
y familiarizado con dones que
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como persona he adquirido y que
Dios me ha regalado en mi vida
de católico.
El Espíritu Navideño debe im-
pregnar de buenos sentimientos:
bondad, amor, fraternidad, un
bello compartir de experiencias,
recogimiento, participación y hu-
mildad, con una combinación de
acciones nobles, que hagan que
este mundo sea mejor y prospe-
re en la unidad. La Navidad y su
celebración se remontan a mucho
tiempo atrás, naciendo el Niño Je-
sús en él. Mandato de Cesar Au-
gusto, como descendiente del Rey
David, en cumplimiento de las
esperanzas y promesas dadas por
Dios a los hombres en el Antiguo
Testamento.
La historia política de Roma (man-
dato del empadronamiento) con-
tribuye al cumplimiento de las
viejas esperanzas, sin embargo,
el niño nace solo y abandonado,
separado de los grandes caminos
de la historia, de la tierra, arroja-
do a la miseria ya la condición de
ser un rey, en medio de un pese-
bre, rodeado de animales y pajas
secas. La verdad más profunda
del nacimiento de Jesús no ha
podido desvelarse partiendo de
Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera
desde la escuela.
PhD José Orlando Salazar Duque.