2.
Importancia de mi familia
“Para que funcione bien, la sociedad requiere de las mismas exigen-
cias del hogar: formar personas conscientes, unidas en comunidad de
fraternidad para fomentar el desarrollo común…” Puebla. 587.
La familia es la base sobre la cual
gira la sociedad, es fermento puro,
fruto del amor depositado por
Dios en los esposos, es valor úni-
co, con una hermosa prolongación
que son los hijos, quienes colo-
can el toque mágico de la infinita
bondad que se hace presente en
el mundo, bajo los designios de
Dios, fortalecida por los lazos de
la amistad en donde se produce
el diálogo y la comprensión, para
que haya un encuentro definitivo
que alcance la felicidad y la plena
unidad entre sus miembros.
La familia, basada en el matrimo-
nio, es “la estructura primera y
fundamental a favor de la ecolo-
gía humana”. (Centesimus Annus
N° 39), y con su enseñanza ofrece
un conjunto inagotable de verda-
des y valores que deben ser re-
descubiertos y anunciados, más
aún proclamados de principio a
fin, para que haya una sociedad
firme, sentada sobre normas ele-
mentales, basadas en el perdón, la
reconciliación, la comprensión y la
amistad; Para que los actos de la
relación entre sus miembros, sean
en dimensión a alcanzar la pleni-
tud, la vivencia y la sinceridad y así
se pueda proyectar en lo cultural,
moral, religioso y social.
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“La familia es una sociedad natu-
ral, existe antes que el estado y
que cualquier otra comunidad, y
tiene derechos propios que son
inalienables” (Carta de los Dere-
chos de la Familia, publicada por
la Santa Sede en 1983). La familia
por ser primero que el estado, ha
de ser cuidada por este y ayudar a
propiciar un clima adecuado para
que sus miembros puedan cultivar
los derechos con dignidad y res-
peto, individualidad y aprecio por
lo que hacen, vive y manifiestan a
la sociedad lo mejor de sí.
La familia es la primera defensora
de la vida, es lugar de acogida en
donde los niños aprenden a crecer
en la fe, en sí mismos, a valorar su
autoestima, desarrollar su propia
identidad, a ir madurando y adqui-
riendo normas básicas para vivir en
comunidad. Pues su hogar es un
caudal de prosperidad en donde
el testimonio, la verdad y el amor
alimentan su existencia diaria.
La familia, en efecto, “Posee y co-
munica todavía energías formida-
bles” (Familiares Consortio N°43)
A través de la familia, crece la so-
ciedad, y se fortalecen los lazos de
unidad entre sus miembros, para
que ni la infidelidad, ni el irrespeto
Semillas educativas. Orientaciones didácticas para la formación de la Infancia Misionera
desde la escuela.
PhD José Orlando Salazar Duque.