GOLPES Y CUATRO DÉCADAS.
Un país gris, lleno de llanto,
Inundado por la injusticia social,
Por la tristeza colectiva y la desigualdad.
La rabia de no saber en qué momento…
En qué momento por pensar diferente mueres
Mueres como si el infierno bajara y se encarnara en el humano.
La represión del color verde en las calles.
El pueblo proclamando al pueblo.
No hay color, sólo el verde que inunda el gueto.
Y la lucha es en vano.
Una víctima, otra y otra y no acaba,
Y la mente cada vez más infectada
La piedad se pierde entre los días obscuros
Los huesos de las víctimas se hacen polvo en la tierra yerma,
Infértil de pena, de dolor social,
Una vida sin brillo,
Brillo arrancado por la ferocidad humana,
Por la brutalidad de las mentes retorcidas.
Las rosas blancas representando la inocencia,
La juventud y la vida que se ha ido por el abismo
Cuajando de pólvora los cuerpos,
Rociando bencina los cuerpos
Los cuerpos llenos de energía y de vigor y de sueños.
Un país gris, sin encanto,
Provocándose frío, tanto frío que el corazón se escarchó
Y va costándole cuarenta años descongelarse…
pero ha de quedar en la mente de la comunidad.
Tan plasmado, no olvidado, ni perdonado.
Como una llaga que cuesta sanar.
Pueblo gris, lleno de llanto, cuántos golpes te han dado,
eres como un niño que no tiene la culpa de la vida que le tocó.
Tania Orias Caro
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